

Las cosas vivas se pueden mover.
Los animales pueden mover sus piernas para correr lejos del peligro.
Las plantas mueven sus flores y hojas para que den con el sol.
Los niños se mueven saltando en una pierna.
Todas las cosas vivientes respiran volviendo la comida en energía.
Los animales y humanos comen su comida y respiran oxígeno para exhalar un gas que se llama dióxido de carbono.
Cuando corremos respiramos mucho más rápido.
Las plantas cambian la energía que reciben del dióxido de carbono que absorben por sus hojas y lo convierten en oxígeno.
Las cosas vivientes responden al mundo exterior. Esto lo llamamos sensibilidad.
Los humanos hacen fuego cuando tienen frío.
Las plantas se marchitan sin agua.
Los elefantes nadan en ríos cuando tienen calor.
Las cosas vivientes tienen bebés para sobrevivir.
Los pescados, las ranas y los pájaros ponen huevos.
Las plantas y los árboles producen semillas para crecer nuevas plantas y árboles.
Los humanos tienen bebés.
Todas las cosas vivientes se alimentan.
Algunos animales comen pasto, otros carne.
Los vegetales necesitan crecer en la tierra con buen sol y agua para crecer.
La comida nos da energía.
Las cosas vivientes necesitan deshacerse de sus desechos.
En los animales, los riñones y los pulmones son algunas de los órganos que ayudan a sacar los deshechos.
Las serpientes tienden a cambiar de piel, como si se estuvieran quitando un abrigo.
Las plantas tienen pequeñas aperturas en sus hojas llamadas estomas para sacar el oxígeno.
Todas las cosas vivientes crecen hasta que llegan a su tamaño y fuerza prevista, y cuando tienen la habilidad de tener bebés.
El crecimiento es muy importante para reemplazar las células dañadas, como cuando nos caemos y nos lastimamos.
Los siete procesos de vida son: movimiento, respiración, sensibilidad, reproducción, nutrición, excreción y crecimiento.
Si algo puede hacer todos estos procesos entonces ¡está vivo!

