

Hace un tiempo, vivía una niña que se llamaba Kelly.
Cada vez que su mamá le pedía algún favor, ella se rehusaba.
Un día la mamá de Kelly se enfermó. Ella le preguntó a Kelly si podría ir a la casa de su abuela por medicina. Yendo a donde su abuela, Kelly decidió nadar en el río.
Mientras el día pasaba, comenzó a oscurecerse. La mamá y el papá de Kelly comenzaron a preocuparse.
La mamá llamó a los vecinos para que los ayudaran a buscar a Kelly. Todos estaban preocupados, pues había un monstruo que se comía a los niños en la noche.
El monstruo vivía en el bosque cerca al pueblo. Dormía todo el día y en la noche iba en búsqueda de niños para comer.
Mientras la gente estaba buscando a Kelly, ella seguía divirtiéndose en el río.
El monstruo se despertó y comenzó a buscar su comida. Mientras caminaba, olió a un niño en el río. Los vecinos también estaban acercándose al río.
Kelly vio al monstruo acercarse y comenzó a gritar tan duro como pudo, y se escondió en un arbusto cerca al río.
Los vecinos escucharon los gritos de Kelly. Ellos corrieron hacia su voz y la encontraron escondiéndose muy asustada.
Desde ese día, Kelly aprendió a escuchar a su mamá.

