

Hace mucho tiempo, había un gato inteligente y un perro bobo.
El gato vivía bien en la casa de una familia rica. El perro bobo estaba famélico en la calle.
"¿Cómo es que esta familia tan rica te permite vivir en su casa?" le preguntó bravo el perro bobo al gato inteligente.
El gato inteligente le respondió: "He vivido con esta gente porque soy organizado y limpió mi desorden. Pido comida diciendo, miau".
"Y si yo hago lo mismo ¿me permitirían vivir en una casa?" preguntó el perro.
El gato respondió: "Sí, has lo que te dije y ellos te dejaran vivir en la casa. Te darán comida".
El perro bobo dijo: "No te lastimaré hoy".
"Esta vez casi me atrapa. No quiero encontrármelo nuevamente" dijo el gato yéndose saltando.
Siguiendo el consejo del gato, el perro bobo ladró duro en la puerta de la casa.
Los dueños de la casa le pegaron con un palo.
"El gato me engaño. Me lo voy a comer cuando lo vea" gritó el perro bobo.
Mientras el gato estaba jugando afuera de su casa, el perro lo atrapó.
El dijo: "La última vez me engañaste. Me dijiste que les ladrara en la puerta de su casa. Los dueños me pegaron. Ahora te voy a comer".
" Mira perro, me puedes comer, pero déjame jugar primero. Así como cuando yo le permito jugar a la rata antes de comérmela" respondió el gato inteligente.
El perro preguntó: "¿Cómo juega la rata?"
El gato respondió: "Yo la voy dejando ir poco a poco y le digo que vaya contando hasta tres, mientras la rata está contanto la atrapo"
El perro bobo liberó al gato y le dijo que contara hasta tres.
El gato inteligente contó hasta tres y se subió a un árbol.
"Bájate de ese árbol y cuenta hasta tres" dijo el perro.
El gato inteligente respondió: "Escucha perro, tu nunca me vas a atrapar nuevamente. Yo no soy bobo. Puedes contar hasta cien, mil o un millón, pero nunca me volverás a atrapar!"

