

Durante muchos meses, los cielos estuvieron secos. Leonardo, el famoso hacedor de lluvia, habló a sus dioses. La gente se reunió fuera de su casa, esperando ansiosamente por un mensaje de esperanza.
Cuando el salió de su casa, el aseguró que el creador iba a darles lluvia pronto. Ellos podrían plantar sus semillas.
Los niños jugabamos afuera mientras esperabamos por las lluvias. Después en ese día, vimos unas nubes blancas y grandes en el lejano este. Yo sabía que eran nubes de lluvia.
La gente estaba aún pensando acerca de lo que dijo el hacedor de lluvia. Mi madre gritó fuertemente: "¡Allí! Las nubes ahora están oscuras. Vengan para adentro.¨
La lluvia cayó.
¡Nosotros habíamos esperado por la lluvia! Al principio estábamos alegres, pero la lluvia no paró.
Había agua en todo lado. El puente que une nuestra villa con la tierra firme fue cubierto con agua.
Las casas fueron cubiertas con agua. Lo que había sido una bendición, ahora era un desastre para nosotros.
Todo el mundo se había preparado para sembrar, pero ahora no podríamos hacerlo. La gente de mi villa había esperado por la lluvia pero ahora ellos no la querían más. No teníamos un puente para cruzar. Muchos no tenían su hogar.
Y nosotros tuvimos otro problema! Vimos cocodrilos nadando por todas partes. Esto nunca había pasado antes. Nosotros estabamos confundidos.
Nosotros no pudimos ir de compras porque todas las tiendas estaban pasando el río. Los niños no pudieron ir a la escuela porque las escuelas estaban pasando el río.
Lo que había sido une bendición, se volvió una maldición para nosotros. Leonardo, el hacedor de lluvia, estaba desilusionado también. El único que estaba feliz, era Carlos con sus ocho gatos!

