

Había una vez, una pequeña niña llamada Sofía quien nació en la ciudad de Johannesburgo. Dos personas enamoradas abrazaban a su dulce bebé. Nadie sabía que tenían en sus brazos a una gran bailarina.
Para cuando tenía cuatro años, Sofía había aprendido muy rápido. Ella impresionaba a todas sus maestras con sus saltos. Ella bailaba todos los días antes y después de escuela. Nada complacía más a Sofía que bailar.
A los quince años, Sofía llegó a vivir a Londres, lista para vivir su sueño. Ella le dijo adiós a todos sus amigos, estaba lista para un nuevo comienzo. ¡Aquí vengo Escuela de Ballet! Sofía está aquí para impresionar.
Cuando Sofía bailó en el Lago de Los Cisnes, ¡estaba preparada para presentarse ante la Reina! Después de años practicando piruetas, estaba más que lista para ser vista. Ella daba vueltas y se contorneaba mientras bailaba para el público. ¡Mira! ¡La gente sonríe! ¡Mira como aplauden y gritan!
De Mexico a Canada y de Estados Unidos a Francia, Phyllis viajo lejos para que el mundo vea cómo bailaba. Sus amigas de ballet y ella expandieron el amor por el ballet en su escuela de ballet. Nunca quería dejar de bailar.
Sofía siempre supo que el baile estaba en su corazón. Pero también quería regresar a casa para tener un nuevo comienzo. Entonces preparó todo para el regresó a su tierra bella. Sus raíces de ballet crecieron de nuevo y ella se sintió Sudafricana de nuevo.
Sofía no solo bailaba para divertirse. Ella bailaba noche y día para mejorar. Siempre sonriendo, siempre intentándolo en los buenos y los malos tiempos. Sofía siempre daba lo mejor de ella pero nunca fue suficiente.
Sofía bailó con gracia y sin descanso en muchos shows como Romeo y Julieta, el Lago de los Cisnes, y Giselle. Junto con sus parejas Gary Burnets y Eduard Greyling, inspiraban a la audiencia. Todos les tiraban flores a los bailarines.
La recompensa siempre llega cuando te pones a prueba. Sofía lo entendió cuando empezó a ser llamada 'La Mejor Bailarina' después de recibir un premio por su talento. Así sería conocida por siempre. Su sueño era ya una realidad.
¡GUAU! Sofía conoció a su gran amor llamado Felipe. Él también era un gran bailarín. Ellos se casaron y comenzaron a bailar juntos. ¡Eran la pareja ideal!
Apesar de no tener hijos, Sofía y Felipe vivían felices. Ellos encontraron la forma de ayudar a otros padres. Fundaron una escuela especial de baile llamado Baile Para Todos. Esta escuela permitía que los niños sin mucho dinero pudieran aprender a bailar.
Ella dejó un gran legado al baile. Su magia fue transmitida a otros inspirándolos a ser mejor. Sus estudiantes viajan por todo el mundo inspirados por las enseñanzas de esta gran bailarina. Ellos bailaban mientras nosotros los miramos, soñando desde nuestros asientos.


